San Baudelio de Berlanga
Un pueblo en lo alto

Vista de la ermita de San Baudelio desde su exterior. Un "caparazón" que no hace prever el tesoro que nos abriga.
De nuevo otro cerro soriano desnudo de árboles. Cerro donde se alzan un cubo de piedra grande y otro pequeño adosado, insípidos quizás por fuera, pero resultando una construcción prieta de colorida belleza por dentro.
Eso sí, es una belleza que duele. Es imposible sustraerse de la historia de sus pinturas, de sus frescos y de que no estén todos sobre las paredes en las que surgieron.
La ermita data de finales del siglo XI. Cruza influencias, fruto de situarse en una época y lugar fronterizos.

Dos bueyes enfrentados, de lo que parece representar una escena agrícola, a la altura de los visitantes.
El arco de entrada es mozárabe o visigodo. Un arco de herradura que fue utilizado por ambas culturas. El tipo de arco se repte en el interior, dando paso a unos y otros espacios dentro del recinto.
Al parecer hubo un monasterio al que la ermita sirvió de iglesia. Uno de los espacios del interior, debió de servir para acoger a los monjes durante la liturgia. Una vez dentro resulta chocante encontrar una columna que semeja una palmera, cuyas ramas se abren por el techo, soportando su peso. No hay noticias de ninguna otra iglesia en Europa, con una palmera figurada en su interior.
¿Palmeras en Soria...? Quién sería el artista que diseñó el interior de San Baudelio, que conocía algo tan propio de lugares mucho más cálidos... No es lo único chocante, puesto que en los frescos se representan escenas de caza con animales un tanto exóticos.

Entras y te encuentras que un especie de palmera de piedra se abre y te cobijas a su sombra.
En ellos aparecen por ejemplo un dromedario y elefantes, animales que no abundaban precisamente por la estepa o cerros sorianos... ¿Los vio el autor?
Los frescos de caza se encuentran precisamente a la altura de los visitantes. Es otro misterio, puesto que los frescos en el románico, se utilizaban con fines evangelizadores. Resulta extraño que lo más cercano a la mirada se cubra de escenas profanas, situando las escenas bíblicas en lo más alto y alejada de la vista. Cabe nombrar que otra de las cuestiones, es la covacha que se aloja en el interior. Según parece, un eremita se apartó del mundanal ruido aquí y ese pudo ser el origen de todo. Una fuente cercana facilitaría el agua necesaria y los lugareños más próximos pudieron acercarle comida.
La covacha está excavada en el estrato rocoso y se sitúa en el interior de la ermita. No levanta gran cosa y exige agacharse para entrar.

Parte del Castillo de Rello.
Son también las calles empedradas de Rello las que contribuyen a mejorar el conjunto, como sus casas.
Cabe señalar también su iglesia de Nª Señora de la Asunción, la cercana Ermita de las Angustias, y en dirección hacia el pueblo de Caltojar encontramos la atalaya de Tiñón, una torre de origen musulmán. De nueve metros de altura y la única troncocónica de la provincia. Servía para vigilar las fronteras junto con otras torres. Puede que date del siglo X u XI y en donde la tradición cuenta que allí se ocultó y murió Almanzor tras ser malherido en la batalla de Calatañazor, cuando intentaba llegar hasta Medinaceli.










